Predicaciones, Recursos
Esclavos de la Obediencia – Hiram Maldonado
Romanos 6:15-18
Vivimos en una sociedad demandante del tiempo;
esto lo traemos a nuestra vida
cuando queremos que Dios trabaje ya, pero Dios está más interesado en el proceso, que
es lo que le da significado y valor a la meta.
Buscar una meta tiene que ver con el proceso; a veces mientras más queremos que Dios
trabaje, más tiempo se requiere. Cuando queremos acelerar el tiempo se nos pasan
cosas que Dios quiere que veamos.
No nos movemos en base a lo que sentimos, nos
movemos en base al espíritu. Muchas veces nos movemos por las emociones y eso
determina cuán espirituales somos.
Dios nos ama porque Él es amor, no tenemos que ganarnos Su amor. Todo lo que hace
el Espíritu del Señor tiene que ver con nosotros reconocer quien es Él en nuestra vida.
Cuando hablamos de justicia hablamos de la justicia de Dios, no la nuestra. La ley vino
porque hubo pecado; la ley determina el pecado.
Cuando Dios te marca algo es por
nuestro propio bien. A veces nos cuesta cuando el Señor empieza a marcar cosas en
nuestras vidas.
Jesús es nuestro abogado frente a Dios Padre, pero a veces nos
movemos como si tuviéramos la autoridad por mérito propio.
Dios nos creó con la necesidad de relacionarnos. Nuestras relaciones en el Señor son lo
más importante. Si no podemos crecer en esto, estamos atrofiados. Muchas veces
nuestro problema de relacionarnos tiene que ver con qué es justo o no.
El que sabe la
ley la tiene que vivir; a mayor conocimiento de la ley, mayor responsabilidad.
O nos
quebrantamos y vemos al otro como mayor a nosotros mismos, o decidimos juzgar al
otro.
¿Quiénes somos nosotros para pretender tener la justicia en nuestras manos?
Cuando somos esclavos del pecado la paga es muerte, cuando somos esclavos de la
obediencia la paga es justicia (justicia de Dios).
Por esto, cuando hay pecado oculto de
una persona en la comunidad, el cuerpo lo siente.
La obediencia es obediencia, es
caminar como Dios me dice.
Muchas veces nos movemos por la razón o por lo que es justo;
Dios es la justicia. Ser
esclavos de la obediencia nos permite dar frutos y por lo tanto, nos lleva a la
santidad.
¿Por qué nos cuesta tanto ser esclavos? Conocemos los principios pero no lo
vivimos en nuestra relación diaria.
Ser esclavos del pecado significa que el cuerpo
determina lo que tenemos que hacer, nuestras emociones determinan lo que tenemos
que hacer.
Cuando somos esclavos de Dios, vivimos en su justicia y esa justicia nos lleva
a la santidad.
A veces nos engañamos entre nosotros, pero a Dios no lo podemos
engañar. ¿Quieres dejar de luchar? Se obediente.
¿Quieres ser santo? Se
obediente.
¿Quieres la justicia de Dios en tu vida? Se obediente. No peques más.
Dios está y seguirá haciendo una obra en tu vida. Vete y no peques más.
Dejemos de
ser hipócritas en áreas de nuestra vida y humillémonos.