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La justicia de Dios en mi
Alejandro Rodriguez
Isaías 66:4
Cada vez que nos enojamos, nos comparamos o queremos vengarnos, tenemos muchos argumentos hacia Dios, la vida.
Cuando vemos la mugre en otros, nos indignamos, nos enojamos. La mayor parte de estas emociones que nos pasan tiene que ver con una palabra: MI JUSTICIA.
La justicia es una expresión del carácter de Dios, la justicia es justa porque Dios es justo, El hace justicia porque El es justo. es un atributo de Dios en el medio de la sociedad. Está basada en la verdad. Toda nuestra justicia es como un trapo sucio al lado de la de Dios.
Todo tiene que ver con la justicia. Me doy el permiso de enojarme, murmurar, justificar, siento el derecho de hundirme, deprimirme. Gran parte de lo que vivimos y hacemos está determinado por nuestro entendimiento de lo que es la justicia. La verdad y la justicia no las podemos separar.
la justicia es una expresión del carácter de Dios, porque El es justo, hace justicia. quiere enchufarnos con su carácter y su corazón.
Los mayores problemas que tenemos tienen que ver con una falta de entendimiento de la justicia de Dios.
Esta justicia obra sobre acciones externas (sociedad, familia, dinero), sobre lo que se ve, pero opera también sobre lo que no se ve. Obra adentro de lo privado, en las intenciones de mi corazón, lo más íntimo del corazón. Las acciones privadas tienen consecuencias públicas. Dios no hace separación entre lo público y lo privado.
Mateo 6:33 “Busquen primeramente el Reino de Dios y Su justicia…”
No hay reino de Dios en mi vida si no fluye la justicia del Rey. Todas las cosas van a estar en armonía, alineadas, si busco primero el reino de Dios.
Mateo 5:9 – mi justicia tiene que tener un nivel más alto de los fariseos, de los maestros de la ley. Los fariseos eran “moralmente” los más altos.
OBSTÁCULOS QUE FRENAN EL FLUIR DE LA JUSTICIA DE DIOS EN MI VIDA
Méritos propios – “no me merezco.. es injusto..” merecía otra cosa. Nuestros méritos se oponen a la justicia de Dios. Cuando levanto mis méritos Dios no puede obrar.
Lo único que merecíamos era estar eternamente separados de Dios.
Mis argumentos – “yo tengo razón” sustentados por mis propios argumentos. Llevemos nuestros razonamientos y criterios a los pies de Cristo. “Encomienda tu causa al que juzga justamente” si no las encomendamos a El, El no puede intervenir. Rendir mis argumentos.
1. Apariencia: Mateo 23:5 – “ustedes hacen todo esto para que los vean” (Mateo 29:5) – atraer la atención de la gente sobre mi. Hacer lo bueno para atraer la atención a mi persona. el motor principal es tener la atención de la gente sobre mi. Tiene que ver con mi egocentrismo.
2. Engaño: Mateo 23:28 – mostrar lo bueno y hacer lo malo por detrás. Dar la impresión de ser justos, pero por dentro ser llenos de maldad.
3. Hipocresía: Mateo 23:3 – decir lo bueno y no hacerlo. Pongo una vara pesada sobre los demás, pero yo no lo hago. Ponemos condenación y distancia con la gente.
4. Encubrimiento: Proverbios 28:13 “El que encubre su pecado no prosperará” – iniquidad escondida como estilo de vida, algo que tengo incorporado a mi vida como algo normal. Lo acepto como una debilidad normal en mi propia vida.
5. Neutralidad: indefinición como estilo de vida, la tibieza – Santiago 4:17 “al que sabe hacer lo bueno y no lo hace comete pecado” – no avanza, no concreta, sobrevive.
6. Equiparamiento: Mateo 7:22-23 “En Tu nombre hicimos esto… y Dios contesta -no los conozco, aléjense de mi- no entraban en la dimensión de ser aceptados. Balancea y justifica lo malo con lo bueno. Tratamos de compensar las cosas que sabemos que no agradan al Señor.
7. Necedad: Mateo 7:26-27 – el que oye mis palabras y no las pone por obra. el que oye y no quiere soltar sus argumentos, razones. Es lo que hizo Job, quien era el mejor creyente del mundo, hasta que Dios le hace 72 preguntas.
La justicia de Dios va mucho mas allá de la ética y de la moral.
Muchas veces nos cuesta perdonar o tener misericordia porque pensamos que no me merezco que lo hagan a mi o que ni lo necesito.
Ejecuto justicia porque todavía no tengo entendimiento de la justicia de Dios.
¿Sobre qué fundamento estás edificando?
El primer lugar en que la justicia tiene que obrar es adentro mío.
Yo quiero que Dios me trate con Su justicia maravillosa, la de la cruz – pero después no quiero tratar al que viene detrás con la misma justicia.
Lo importante es que el JUSTO fluya adentro mío, que lleve mis argumentos a los pies de Jesús.